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URGENCIAS EN MOJÓN GRANDE

La Picada Mojón Grande -ubicada en el Km 42- de San Vicente está integrada por familias trabajadoras que buscan mejorar sus condiciones de vida. Parte de esa búsqueda apunta a que el Estado tanto provincial como municipal se ocupe de garantizar sus derechos fundamentales como el acceso al agua potable y atención en la salud.

En una recorrida por la zona que realizó el diputado Martín Sereno, del espacio político Tierra, Techo y Trabajo, un grupo de familias los convocó para plantear sus preocupaciones. Especialmente reclaman personal médico en la sala de salud que existe en la Picada, porque prácticamente está cerrada por falta de médicos y enfermeras, y son muchos niños y niñas a los que no les queda otra alternativa que consumir agua del arroyo, del que ya se comprobó su contaminación, y les provoca contínuos malestares estomacales y en la piel.

«Nuestras familias campesinas que conforman esta querida provincia, no tienen reconocimiento del Estado en la garantía de sus derechos. Junto a nuestro compañero, Javier Bres, convocados por las familias locales, recorrimos Mojón Grande para conocer y colaborar en mejorar todo lo que podamos la injusta realidad que viven cotidianamente», señaló Sereno.


Se trata de más de 30 familias, «las del fondo, las más pobres, quienes viven, en algunos casos, desde hace 40 años produciendo riqueza para nuestra provincia; pero en condiciones de olvido sobre todo en derechos fundamentales como el acceso al agua y a la salud. Al no disponer de agua potable, no sólo ven perjudicados su salud, sino también sus actividades productivas. Actualmente deben recorrer más de 1500 metros para juntar agua de una zanja o del arroyo Chafariz, que provoca enfermedades sobre todo en los niños y niñas», dijo.

Con respecto a la salud, hay una sala en la Picada; pero no dispone de atención permanente, ni siquiera semanal, eso genera que el acceso a la salud se restringe para todos y todas. Estamos haciendo gestiones, reclamando respuestas para nuestros productores por los que seguiremos trabajando», expresó el diputado de TTT.

Sala de Salud sin atención médica ni insumos

Los vecinos y vecinas de la Picada contaron que cada tanto se realizan operativos de salud; pero «esa no es la solución, necesitamos atención permanente».

Cuando construyeron la sala y se inauguró, todos estaban muy contentos porque era algo que esperaban desde hace años; pero fue grande la desilusión cuando pasaban los días y solo atendía un promotor de salud, y tampoco hay insumos. «Ni siquiera en tiempo de pandemia se ocuparon», cuestionó Claudio Alves.  


Cuando las familias tienen emergencias, deben transitar más de 20 km y llegar a otra sala o directamente recurrir al hospital del pueblo ubicado en la zona urbana.

Las familias exigen que el ministro de Salud Pública, Oscar Alarcón, recorra la zona y compruebe las necesidades de la población. «Es como si la colonia fuera algo menor y no les interesara a las autoridades del Gobierno. Mi suegra sigue lavando la ropa en el arroyo como hace 40 años, estamos en un nuevo año; pero los problemas siguen siendo viejos», reflexionó Alves.

Agua no apta para consumo

Yanina Dos Santos nació en la Picada, pasaron 27 años y los problemas persisten. Su papá es veterano de guerra y su madre ama de casa, y en cada campaña electoral reciben promesas; pero el problema sigue sin solución.

«Al principio de la gestión del intendente (Fabián) Rodríguez, logramos que la Municipalidad verifique las condiciones del agua; vinieron unos ingenieros a inspeccionar los pozos de la Picada, llevaron una muestra y al tiempo nos dijeron que el agua no es apta para el consumo y que tampoco las vertientes sirven para el reservorio; ¿pero qué otra alternativa tenemos?!», se preguntó.

Ante la preocupación, los vecinos recorrieron la Picada y juntaron firmas para revertir esa situación. «Con las firmas fuimos a la Municipalidad para hablar con los técnicos y se comprometieron que en unos meses vendrían al barrio a ocuparse del problema; pero eso nunca sucedió. Además hay vecinos que viven en otro sector de la colonia que trabajan en la Municipalidad, y conocen lo que pasa, pero tampoco se ocuparon», cuestionó.

Urgencia en construir pozo perforado

Yanina contó que después que detectaron la insalubridad en el arroyo, desde la Comuna prometieron que un camión con bidones de agua recorrería la Picada, pero hasta el momento no cumplió.

«Cuando vinieron a ver los pozos había varios chicos intoxicados por el agua, fue muy desesperante porque cuando se enferma un hijo, hay que trasladarlo al hospital en el colectivo que pasa por la Picada tres veces por semana, o si no, tenemos que pagar 3500 pesos un remis para llegar a San Vicente. Pero cuando se trata de las criaturas no se puede esperar. Es imposible vivir así», lamentó esta madre de dos hijos.


El domingo de año nuevo, estuvieron toda la tarde limpiando los pozos porque necesitábamos agua para consumir, porque mientras los gobernantes estaban de fiesta nosotros estuvimos dentro de un pozo prácticamente sin agua. Yo tuve covid y quiero destacar que el entonces director del Hospital, Antonio Pauluk me dio una gran mano en el momento que más lo necesitaba al conseguir un turno para que me atendieran. Si hubiera profesionales en la sala de salud, posiblemente no tendría que haberme trasladado 30 km hasta San Vicente. No es justo que tengamos una sala acá y tengamos que ir hasta el pueblo a buscar atención médica», se quejó.

«Nuestros hijos merecen crecer sanos»

Otro de los productores  de Mojón Grande, Diego Vera, está cansado de promesas, y en coincidencia con el resto de las familias, reclamó que las autoridades resuelvan con urgencia los servicios básicos.
«Es doloroso que mi madre, con 60 años, tenga que ir hasta el arroyo. Somos gente trabajadora, agricultores con derechos, y nos queda la esperanza de que nos ayuden con la construcción de un pozo perforado. Hace unos meses atrás nos dijeron que si juntábamos algo de plata, nos hacían el pozo. Estamos en una situación muy complicada; pero algo podemos reunir».


Vera manifestó su hartazgo por sentirse olvidados en temas fundamentales como el agua y la atención en salud, porque la salita que está a 3500 metros no tiene médicos.

«Tengo tres hijos chicos y más de una vez tuvimos que asistirlos por estar deshidratadas de tanto vomitar por causa del agua en mal estado. Le pedimos al ministro de Salud Pública que tenga piedad con las criaturas y las personas mayores; que entienda que cuando se solucione este drama nos cambiará la vida a todas las familias de la Picada. Por ese derecho vamos a seguir luchando, para que la gurisada no se enferme y puedan crecer sanas», reclamó el agricultor.

FUENTE: PRENSA TTT