Mauricio Paniagua, actor misionero que protagonizó a Monzón: Me reconozco feminista
En estos días de cuarentena por el Covid-19, la exitosa serie «Monzón», dirigida por Jesús Braceras, que pone el foco en la violencia machista, forma parte de la grilla de la plataforma Netflix. En ella encarnan al boxeador como protagonistas dos actores: el misionero, Mauricio «Pikio» Paniagua y el formoseño, Jorge Román.El actor de 29 años, oriundo de Puerto Iguazú, estuvo en Posadas -antes de la pandemia- para realizar en el local del PC, un taller de entrenamiento actoral, junto a su colega Cristian Salguero, invitado por el Proyecto «Cultura en Alpargatas», del FPAyS, con una gran convocatoria.
«El objetivo principal de ese encuentro fue compartir nuestra experiencia con otros misioneros y misioneras, porque amamos la provincia y tenemos la posibilidad de trabajar como actores en el ámbito nacional».
Así propusieron en equipo con Laura Andino, la coordinadora de «Cultura en Alpargatas» (gestora cultural del colectivo de artistas del interior que envió material de Paniagua al casting de la serie Monzón y fue elegido para protagonizarla), viajar a Posadas con Cristian Salguero, Fabián Benítez, Lucas D’ Amario de Córdoba, Julieta Shapira y Natalia Llanos, para intercambiar experiencias, compartirlas y armar el taller en el que confluyeron la actuación en general en teatro y cine, para los chicos y chicas a las que les gustan estas disciplinas.»Trabajamos con un registro del cuerpo que es con lo que manejamos los actores y actrices. Somos un cuerpo que siente, y a la hora de actuar es importante tomar consciencia de eso, ganar confianza y disfrutar de la actuación que es muy importante», expresa el joven.
«En esta profesión siempre nos estamos formando»
Mauricio Paniagua partió de Iguazú hacia Buenos Aires en 2012, en busca de su destino como actor, lugar donde se adaptó y tuvo muchas posibilidades de aprender. Pero antes vivió en Posadas, ciudad que eligió para formarse con maestros locales. «Pero me fui porque generalmente Buenos Aires o las ciudades grandes son como un pasaporte para trabajar o viajar a otros países», indica.
La propuesta de la premiada serie «Monzón» lo consagró en la escena nacional, y a partir de ahí se le abrieron varias puertas laborales en otras películas, y una serie en Chile. Y para después que pase la situación de pandemia, tiene un proyecto para hacer teatro. «Siempre agradezco tener trabajo que es muy importante en esta profesión donde todo el tiempo tenemos que estar formándonos, y cuando todo esto pase, ojalá sigamos en esa línea».
El actor nacido en la tierra de las Cataratas, también es músico percusionista y técnico en sonido. Actualmente trata de equilibrar la actuación con la música, porque todo lo referido al arte lo apasiona. En próximo plan que tiene en carpeta es una obra de teatro, un clásico como «Bodas de Sangre», de García Lorca que está pensado para el Teatro San Martín, de CABA.
También integra el «Proyecto Machete» junto a un grupo de actores con los que brinda talleres de capacitación en los barrios populares y en otros lugares. «Es algo que nos permite aprender, una retroalimentación y nos nutrimos con eso. Lo hacemos a pulmón, y veces algunas personas aportan económicamente; pero siempre estamos activando porque es la manera que elegimos para entrenarnos y generar trabajo», relata.
«Venimos de una matriz machista»
Acerca de su percepción sobre la vida de Monzón al que le tocó protagonizar, sabiendo que fue condenado por el femicidio de su última pareja, Alicia Muñiz, el joven actor destaca que «por supuesto que no coincido con lo que hizo. Para interpretarlo investigué un montón a Monzón, y vi muchas de sus peleas; pero sólo me dediqué a actuar de Monzón como boxeador, como un trabajo más, y estoy muy lejos de coincidir con lo que hizo.
Aunque me crié en un ámbito machista, me reconozco como feminista, igual admito que a los hombres nos falta mucho aprendizaje. Cuando vuelvo a mi barrio en Iguazú, se suelen escuchar frases discriminatorias y misóginas que creo son producto del desconocimiento, y es terrible que los casos de violencia y femicidios no paren. Lamentablemente venimos de la matriz de una cultura machista», sostiene. Paniagua reitera su amor por Misiones -donde vive su familia- y por eso cada vez que puede viene a la provincia como una manera de devolver lo que aprendió. «Me gusta compartir la experiencia, porque no todos y todas las chicas tienen la posibilidad de viajar a las grandes ciudades para formarse y actuar que es el sueño de todos. Sigo estudiando y agradeciendo las oportunidades. Nunca pensé que iba a estar donde estoy ahora. Entonces trato de capacitarme, compartirlo y disfrutando de esta profesión», subraya.
Texto y Fotos: Patricia López Espínola