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RECLAMOS EN GARUPÁ

El barrio La Tablada, está ubicado en la localidad de Garupá. Su población está constituida por más de 70 familias trabajadoras, padece la falta de agua potable. Esto constituye un déficit crónico porque no disponen de la conexión regular a la red.

La popular barriada se encuentra a 600 metros de la colectora de entrada, y a 300 está el caño madre del agua. La mayoría de las familias viven desde hace 35 años, y se abastecen a través de una conexión precaria, que hizo cada vecino. Pero la provisión es escasa y nula en determinadas horas y días, especialmente para los que están en el sector más alejado de esa entrada. Muchos se ven obligados a transportar el agua con baldes; acción que a las personas adultas mayores les resulta muy dificultosa, y los pone en riesgo.

Hace unos días participaron de una reunión en el barrio con el diputado Martín Sereno, del Bloque Tierra, Techo y Trabajo; y un grupo de militantes, con los que recorrieron la zona.

«La situación de las familias de La Tablada es desesperante, cuentan con dos pozos de agua que no son aptas para consumo humano. A esto se suma la falta de alumbrado público y las pésimas condiciones de los caminos; y del puente de ingreso al barrio que está hecho con tablas que están rotas y es un peligro para todos». Así lo explicó el legislador, que el jueves presentó en la Cámara de Representantes un Proyecto de Comunicación solicitando soluciones para el barrio de Garupá.

«El Estado debe asegurar los servicios básicos»

Al poco tiempo de la creación del barrio, los habitantes tenían acceso a una canilla pública que fue sacada del lugar. Ante esto y como estrategia de supervivencia, colocaron mangueras desde el caño maestro hasta las viviendas contiguas; pero quienes viven más lejos, no pueden acceder al líquido vital.

Sereno recordó que La Tablada integra el Relevamiento Nacional de Barrios Populares (Renabap); cuyas familias recibieron el Certificado de Vivienda Única que les entregó Anses. Y a través de ese documento, el Estado debe asegurar las gestiones y acciones tendientes a urbanizar; y asegurar la provisión de los servicios de agua para el consumo humano, energía eléctrica, cloacas, etc.

La voluntad de la comunidad de La Tablada es obtener los medidores correspondientes y abonar el consumo. En consecuencia, se organizaron a través de la comisión vecinal que gestionó y envió notas a diversas instituciones del Estado provincial y municipal; buscando una solución para acceder al servicio.

«El Estado en conjunto con las empresas proveedoras de servicios, debería fijar políticas que permitan que todos los barrios accedan a estos derechos elementales. Desde nuestro bloque constantemente planteamos el reconocimiento del acceso al agua apta para consumo humano como un derecho esencial; que debe estar asegurado para todos y todas las misioneras», reclamó Sereno en su proyecto.

Instó a dar soluciones concretas al sector más vulnerado del pueblo misionero; donde «el desarrollo habitacional está estancado y no brinda respuestas al requerimiento de las familias empobrecidas; para las que el acceso a los servicios se encuentra condicionado por la posesión de un terreno a nombre propio», cuestionó el diputado.

Enganchados a una manguera

Los vecinos manifestaron la necesidad de que se pongan en marcha las obras necesarias para que cada familia cuente con una conexión a la red regular de agua potable. Consideran que sólo así se solucionaría una de las problemáticas que sufren.

«En el barrio se suman los inconvenientes por la escasez de agua; y afecta principalmente a los niños, niñas y abuelos, que muchas veces no cuentan con lo mínimo para poder comprar botellas de agua». Lo lamentó Liliana Pereyra, una de las vecinas de La Tablada.

Ella habita el barrio desde hace siete años, tiempo en que padece este drama  y junto con sus vecinos siempre pidieron ayuda. «Planteamos nuestra preocupación al diputado Sereno que nos da una mano en nuestras unidades productivas; porque estamos cansados de vivir así, tratando de enganchar desde la orilla a la manguera principal para obtener, aunque sea un poco de agua por día», dijo la mujer.

La otra alternativa a la que apelanes cargar los tanques durante la madrugada para tener agua durante el día. «Pedimos una solución porque para las familias que tenemos hijos e hijas en edad escolar es un drama no tener agua».
La mayoría de los vecinos coinciden en que la solución para el barrio es una red de agua potable que llegue vivienda por vivienda, porque así como están actualmente «vivir enganchados a una manguera de agua que no llega a toda la gente, no tiene presión y es sólo alcanza para las primeras casas, y no así a las familias que viven en el fondo», señaló Cristina Barrios.

Comisión vecinal activa en sus reclamos

El otro gran problema del barrio son las condiciones intransitables de las calles. «Muchas familias viven con ancianos, y cuando necesitan ser trasladados en una ambulancia, ésta no puede ingresar por la cantidad de pozos. Vivo en La Tablada desde que nací, tengo a mis padres que son mayores, mi abuela de 90 años y por el estado de las calles no se puede transitar. Hicimos reclamos y notas a Samsa, a Emsa y al Municipio local», contó Cristina, que lamenta que su barrio esté olvidado de la mano del Estado. Son familias trabajadoras, activas que no se quedan quietas; pero no ven soluciones.

Kevin Miño se suma al reclamo del arreglo de los caminos y las alcantarillas en mal estado. Cuando llueve desborda el arroyo y la mitad del barrio queda bajo agua. Ya tuvieron que lamentar un accidente fatal hace unos años cuando a un niño se lo llevó el agua y se ahogó.  

«Muchas veces presentamos notas y un par de veces desde la municipalidad mandaron una máquina, pero hacen el trabajo por la mitad y dejan todo peor. El discurso del intendente es que el barrio no pertenece al municipio y no se pueden hacer cargo. Pero sabemos que eso es mentira. Fuimos censados por el Renabap y todavía no tenemos un medidor de agua, hay una conexión directa que nos repartimos entre las 70 familias, y por supuesto no da abasto», subrayó.

Kevin insistió en que necesitan una red de agua para poder vivir tranquilos, además del alumbrado público, el arreglo de los calles y la obra de un puente seguro.

Construir un puente seguro evitaría accidentes

Daiana Barrios, tiene 30 años, nació en La Tablada y se resiste a que sus hijos crezcan en esas condiciones. «Es horrible vivir así, no podemos lavar la ropa, limpiar la casa, ni agua para el consumo. Además, los caminos son horribles. Si queremos llevar a los chicos a la escuela a la mañana temprano, después de un día de lluvia se embarran completamente. Pedimos a los gobernantes que se acerquen y tomen en cuenta nuestra situación, ya no sabemos qué puertas golpear, estamos cansados de no poder abrir la canilla y servirnos un vaso de agua», se quejó Daiana.

También cuestionó el deterioro del puente de la entrada al barrio. «Estamos en el año 2022 y seguimos caminando sobre maderas precarias con riesgos de accidentes», remarcó.
El barrio está censado y cuenta con certificados de vivienda del Renabap y tiene derechos reconocidos por ley. «Mi abuela tiene 67 años y nació en La Tablada cuando era un matadero. Se crió acá donde nací yo, y nacieron mis hijos. O sea somos cuatro generaciones las que vivimos en el barrio con las mismas pésimas condiciones. Tenemos derecho a una vivienda digna, a un camino mejor, el acceso al agua, mientras que las personas responsables de solucionar nuestros problemas, viven cómodamente», manifestó la joven.