AgroDestacadasProvinciales

RECLAMAN ATENCIÓN MÉDICA Y LUZ ELÉCTRICA

En Colonia Itatí, Bernardo de Irigoyen, viven más de 100 familias productoras y campesinas. Necesitan atención en salud y mejores caminos, y más de 30 de ellas también reclaman suministro eléctrico. 

En 2014 hubo un acuerdo entre vecinos y el Gobierno Municipal con el compromiso de apertura de senderos y pozos para la colocación de postes. Pero pasó el tiempo y el cableado para acceder al suministro energético no avanzó para estas familias que resistieron desalojos. Mediante la lucha, lograron la posesión legal de las tierras para vivir y producir alimentos.


En su recorrida por la colonia, el diputado Martín Sereno, junto al concejal Ricardo Javier, se reunieron con las familias haciéndose eco de sus reclamos.
«Estos colonos y colonas producen alimentos para nuestro pueblo; pero no tienen atención en su salud, ni suministro eléctrico. Y cada vez les cuesta más sacar sus productos por las malas condiciones de los caminos. Lograron la tierra, apuestan al trabajo; pero falta el acompañamiento del Estado. Los escuchamos, y comenzamos a gestionar en la Cámara de Diputados, y en el Concejo Deliberante para ver cómo se pueden resolver estos problemas», señaló Sereno junto al edil del PAyS.

Derecho fundamental para estas familias
En consecuencia, el legislador del PAyS presentó este jueves dos Proyectos solicitando al Ejecutivo que agilicen las medidas para garantizar el acceso al suministro eléctrico.
«Es un derecho fundamental para garantizar una vida digna, tener luz y agua potable; no pueden  conservar alimentos y remedios, ni usar teléfono móvil. A sus hijos les está vedado acceder al sistema escolar; porque en pandemia recibieron una computadora portátil, pero sin luz no pueden tener conectividad para estudiar», afirmó.

Además, Sereno solicitó al Ministerio de Salud Pública, que gestione con carácter urgente la atención sanitaria para estas familias de la Ruta Provincial 18.

Con legalidad de la tierra pero sin energía eléctrica
El productor Setembrino Da Rosa junto a su esposa, Rosalía Neke y sus hijos, llevan diez años viviendo en Itatí. Son los que protagonizaron una lucha histórica por la tenencia de la tierra. Producen alimentos como batatas, poroto, maíz, arroz, mandioca, yerba mate, y además crían algunos animales. Y desde hace tiempo la lucha está centrada en el acceso al suministro eléctrico «de una vez por todas», enfatiza. Hace muchos años que pelean por la luz, pero sin resultados. «Le reclamamos a Emsa y nos dicen que van a mandar a los técnicos; pero nunca ocurre. Por fin tenemos la tierra paga, los títulos y los impuestos al día; pero seguimos sin luz», lamenta.


Da Silva trabajó con el personal de la empresa para hacer el tendido eléctrico de la Ruta  Provincial 18 hasta que concluyó la obra; pero paradójicamente su chacra se quedó sin luz.
«Somos más de 30 familias sin conexión. Algunas de la Picada 18 tienen luz, los que están pegados a la ruta; pero el problema lo tenemos los que vivimos más al fondo; aunque está cerca la línea de electricidad. Necesitamos que instalen los postes, el cable y el transformador, porque no tenemos para comprar esas cosas; el resto lo podemos hacer nosotros», reclama.


«Somos pobres pero tenemos derechos»
En el recorrido por la Ruta Provincial 18, Sereno y el edil Javier, también hablaron con Alicia González, que igual que sus vecinos lamenta la falta de suministro eléctrico en Itatí.


«Lo que más me duele es que mi gurí -antes de la pandemia- tenía que hacer ocho kilómetros para llegar a la escuela, y ahora que puede estudiar en la casa, no tenemos luz ni internet para la computadora», dice Alicia que vive con su esposo y sus tres hijos, de 11 años, tres y seis meses.
También le pidieron al intendente Guillermo Fernández (FR), que los ayude a resolver el problema ante la Empresa de Energía. «Somos pobres pero tenemos derecho al agua, a los médicos y a la luz. No podemos mantener la comida fresca ni la leche. Ahora ponemos en botellas y dejamos en el arroyo dos o tres días y después hacemos queso; pero cuando hace mucho calor es imposible conservar nada. Cuando carneamos un animal no tenemos dónde guardarlo. Todo lo que producimos acá es alimento. Es muy difícil vivir así», dijo.


Con la luz «nos cambiaría la vida»Con acierto, la joven madre considera que si pudieran tener energía eléctrica cambiaría su calidad de vida. El otro gran problema es la falta de apertura de caminos. «Yo lo sufro, porque como no tengo DNI -no me tramitaron cuando era chica- tuve que ir al pueblo muchas veces por estos caminos feos para conseguir la partida de nacimiento. Ahora estamos encaminados con eso; pero se nos complica no tener médicos ni promotores de salud. La sala más cercana está a 30 kilómetros, y todos los meses tengo que llevar a vacunar a mi bebé y es un sacrificio. No entendemos cómo la Municipalidad no puede mandar una máquina o hacer el entoscado. Somos más de 100 familias las perjudicadas», cuestionó la mujer.

FUENTE: PRENSA PAYS