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ABANDONO EN PUERTO LEONI

Puerto Leoni: Familias del barrio Don Bruno necesitan camas y colchones, sus hijos duermen «en el piso húmedo»

En el barrio Don Bruno de Puerto Leoni, las familias viven en tierras fiscales, sin energía eléctrica, ni agua potable. Se quejan porque el Municipio administrado por Claudio Fabián Cano (FR) «está ausente en las múltiples necesidades».

En ese asentamiento, la pandemia acrecentó las carencias de más de 6 familias. Es el caso de  Mabel Benítez, Carlos Celis y sus cuatro hijos de 13, 11 y 8 años, y un bebé de un mes. Subsisten económicamente con la tarefa que no alcanza. Su vivienda precaria tiene la mitad del techo con viejas chapas de cartón y la otra mitad cubierta con plástico negro. Cuando llueve se les moja todo.

«Cuando vemos situaciones como éstas, con sólo dos camas y en una de ellas deben dormir cuatro criaturas, nos preguntamos ¿dónde están los derechos de esta familia?.¿Cuál es la igualdad de oportunidades?», se preguntó. Y continuó: «¿Qué hacen el intendente y los concejales?, es como si no cayeran en la cuenta de que fueron votados para ayudar a cambiar la realidad de su pueblo. Es indignante», enfatizó el diputado Martín Sereno, del Frente Popular Agrario y Social, que llegó al barrio junto a una de las referentes del Movimiento Evita en Leoni, Jesica Zabal. Recorrió el lugar, habló con vecinas y vecinos e inició las gestiones para mejorar las condiciones habitacionales de estas familias.

«Nos preocupa que con el frío se enfermen los chicos»

Mabel agradece a una vecina generosa que hace unas semanas le regaló una cama, porque llegó el invierno y duermen en el piso.
«Teníamos una sola, yo acomodaba a las chicas ahí y nosotros nos arreglábamos en el suelo. Pero hay humedad y es difícil con un bebé recién nacido; no queremos que se enferme, porque tampoco tenemos colchones para todos».
Mabel y el resto de las seis familias necesitan camas y colchones como mínimo para salir de la emergencia porque ya no pueden seguir durmiendo en el piso. «En el frío los pobres sufrimos todavía más. Hace un año que vivimos acá y necesitamos chapas, camas, colchones, ropa de abrigo para las chicas. Mi marido tarefea y con lo poco que gana apenas nos alcanza para comer.

Adentro de la casa llueve como afuera porque las chapas están muy viejas y no dan más. Fuimos muchas veces a la Dirección de Acción Social de la Municipalidad; pero no se consigue nada, ni siquiera vienen a ver como vivimos. No hay ayuda del Gobierno en este barrio», lamenta la joven madre.

«En la tarefa seguimos relegados en el olvido»

Carlos Manuel Celis coincide con la urgente necesidad de ayuda, porque está «complicada la cosa. Soy tarefero y nos asentamos acá porque ya no teníamos para pagar el alquiler. La cosecha viene mal para nosotros que estamos en el olvido, y pasamos hambre. Pedí trabajo en la Municipalidad para limpiar las calles, o lo que sea y nadie me dio nada. Me rebusco como puedo, por suerte una vecina se solidarizó con nosotros y nos regaló una cama y un colchón. La ayuda viene de amigos, de algunos vecinos que no les sobra, pero ven lo mal que estamos pasando», indica el trabajador.

Agregó que no le gusta pedir porque él se siente en condiciones de trabajar. «Pero veo a mis hijas, a mi gurisito que es un bebé, y recorro todo el pueblo para ver qué puedo conseguir para ellos. Esta pandemia por el coronavirus complica mucho más para los que no tenemos trabajo fijo. Y además sin contar con los servicios más básicos como agua y luz. Pero no me rindo, mientras tenga salud voy a seguir peleando por el bienestar de mi familia», remarca Carlos.

Sin agua ni luz, también necesitan chapas y abrigo

Una de las militantes del Movimiento Evita en el barrio, Jesica Zabal, remarca que en toda la zona abundan las carencias, y faltan fuentes de trabajo. En Don Bruno la mayoría de los vecinos carecen de los servicios fundamentales.

«Detectamos más de cinco familias con viviendas muy precarias. Necesitan chapas, frazadas, colchones. Están cansadas de pedir ayuda a la Municipalidad que no les resuelve las carencias. 

Para las familias como la de Mabel y Carlos es desesperante porque tienen varios hijos. Y en esta pandemia que los padres no pueden changuear, se les complica conseguir alimentos», refiere Jesica.

Necesitan colaboración para mejorar los techos, ropa de abrigo, calzado y frazadas en estos días de invierno que el viento se mete en las casas precarias. Algunas están cubiertas con plásticos, otras tienen chapas viejas que están gastadas o perforadas, habría que cambiarlas», reclama la joven.

FUENTE: PRENSA PAYS