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Norma Chiapparrone, abogada: Acceder a la Justicia es un «camino de piedras» para víctimas de violencia de género

«A las mujeres todo nos cuesta más»
En la misma línea Chiapparrone consideró que las mujeres son una fuente infinita de amor, y por eso consideró que ésta Colectiva -la que organizó la charla- tiene un tremendo desafío por delante, que es crecer y proyectar los cambios que son necesarios. Reconoció que el acceso a la política de las mujeres de algún modo con la Ley de Cupo de la década de los 90′ fue un paso importante; pero también admitió que la Ley significó un techo para las mujeres, cuando en realidad la idea nació para que fuera un piso.
«Fue un techo que tuvimos que defender con uñas y dientes. Ahora está la Ley de Paridad, y también nos costará mucho sacarla adelante, porque a la mujer todo nos cuesta más, desde conseguir el mejor puesto en el trabajo, hasta conciliar la jornada laboral con la familiar, ni qué decir con la política.
Como bien saben las compañeras que militan en política, los hombres siempre tuvieron sus horarios a gusto y placer, porque después en la casa los espera un plato de comida y una cama calentita; en cambio nosotras, si no dejamos hecha la comida y la cama tendida, no podemos dedicarnos a nuestra rutina, y estamos en plena lucha para revertir esas situaciones. Las mujeres entendimos que éste no es un mundo justo, y ahora aprendimos que no sólo no es justo con nosotras, sino tampoco con nuestros hijos e hijas, y cambiar esa desigualdad solo se logra con trabajo, lucha, unión, saliendo a la calle a reclamar, militar en un Colectivo o en un partido político, interactuar en la sociedad civil, y hacer cada vez menos concesiones», manifestó la abogada feminista.
Agregó que como la política es el arte de lo posible; las mujeres también deben tener esa inteligencia y picardía de los varones, con el desafío de hacer de la política un espacio más amigable «para nosotras, donde haya respeto y consideración a nuestro trabajo, valores y  merecimientos».

Dificultades para llegar a la órbita de la Justicia
Para la consejera internacional en Federación Internacional de Mujeres de Carreras Jurídicas, uno de los grandes temas que sufren las mujeres víctimas de violencia de género, son los obstáculos en el acceso a la Justicia. El problema se suscita ante la violación de derechos, «cuando queremos demandar la reparación o restitución, el cuidado, el resguardo de nuestras vidas o las de nuestros hijos, tenemos que acudir a la Justicia. Y nos encontramos -de acuerdo a un estudio que hice sobre la situación en Latinoamérica y el Caribe, y de los estándares internacionales- con obstáculos y dificultades en nuestro derecho al acceso a la Justicia, por ejemplo cuando somos víctimas de violencia».
E hizo la salvedad de que hay que entender a la violencia en un sentido muy amplio, «tiene que ver con aquellas situaciones la vulneración física, psíquica, y que incluye actos de violencia sexual, en el caso de niños y niñas, el incesto, y los abusos», subrayó.


«Las mujeres constituímos un Colectivo vulnerable»  

Chiapparrone detalló que el problema no es sólo llegar a la puerta de un Tribunal, porque hay que entender que las mujeres de todo el mundo constituyen un Colectivo vulnerable, donde además se van sumando otras situaciones como la pertenencia a sectores aborígenes, campesinos, el no tener acceso a los servicios públicos, al de salud, el origen racial, hay una multiplicidad de aspectos que se denominan internacionalidades y que tornan más vulnerables a esas mujeres.Ejemplificó que no es lo mismo una mujer que vive en la ciudad, que tiene estudios, medios, trabajo, y que sufre algún tipo de violencia. «Después vemos que también es víctima del maltrato institucional, de la falta de Justicia, de la no obtención de la reparación; pero supongamos que el mismo caso se produce con una mujer que vive en el campo, donde no hay un Tribunal, y ni siquiera una Delegación Distrital, de gobierno, una oficina administrativa, eso multiplica la dificultad. Por eso -sostuvo- el acceso a la Justicia no es sólo presentar una demanda, cualquiera podría hacerlo, porque el derecho es entre otras cosas una ciencia lógica. «Pero a veces no se trata tanto de saber sobre derecho, si no de saber lo que a mí me corresponde, lo que me hicieron y la respuesta que me debe dar el Estado, la Administración, el Tribunal de Justicia, o el legislador que tendrá que redactar una ley para llenar algún vacío», indicó.

Relevamiento de víctimas de violencia
Otra de las grandes dificultades que tiene la mayoría de las mujeres, es la falta de asistencia jurídica, y en muchos casos que ésta sea gratuita o no tan onerosa. 
«Creo -ponderó la abogada- que esto lo va a remediar el trabajo que está haciendo el Ministerio de Justicia de la Nación. Pienso que hay que decir lo que está mal; pero también lo que se está haciendo bien, y hay un sector en el Ministerio de Justicia que está trabajando seriamente acerca de la problemática de las mujeres en lo relacionado a su incumbencia; incluso ahora salieron estadísticas. Por primera vez tenemos un relevamiento oficial de víctimas de violencia. Algo que los organismos internacionales nos reclaman siempre a la Argentina», admitió

Mujeres de la política integran el colectivo Contra las Violencias Juntas

Las estadísticas son instrumentos de base para la política  
En ese sentido, Chiapparrone sostuvo que todas las mujeres, todas las muertes, cuentan, pero no es lo mismo tener 300 femicidios al año, porque hay países que tienen cifras mucho más inferiores que la Argentina, y sin embargo llenan las calles las mujeres reclamando por presupuestos de género. Por eso las estadísticas son fundamentales. Lamentablemente algunos funcionarios o Gobiernos no son amigos de las estadísticas; pero son fundamentales porque son instrumentos de base para la política.
Son elementos importantes a la hora de tomar una decisión. Por ejemplo, «podríamos decir que en Misiones vamos a abrir centros de salud en cada localidad; pero primero tenemos que saber cuántas personas viven en cada lugar, porque no es lo mismo si abro un centro con cinco médicos que hagan turnos contínuos, a tener uno que va una vez cada 15 días. Es lo mismo si hiciera una atención para niños, tengo que saber cuántos tengo que atender, por eso los números son importantes», reiteró. 

Cifras de la vergüenza
Consideró que muchas veces los Gobiernos no son amigos de los números, porque éstos denuncian, delatan, por eso, las feministas que «contamos a nuestras muertas y tratamos de honrarlas, queremos que baje esta cifra de la vergüenza. Y ahí es donde necesitamos que  la Justicia sea nuestra aliada, porque ante una la situación extrema de violencia necesitamos poder concurrir a la Justicia y que se nos otorgue una medida de protección. Queremos que nos cuiden, que nos den un lugar a donde quedarnos transitoriamente, donde poder estar con nuestros hijos, un lugar que no lo conozca el agresor. 
Se trata de una serie de cuestiones que en general no existen, o que cuando existen son limitadas. Entonces los números son necesarios para hacer las leyes; pero también para poder peticionar ante el presidente de la Comisión de Presupuesto, que generalmente suele ser un hombre, y decirle que para esta ley necesitamos tantos millones de pesos.
Y en ese sentido, la ciudadanía debe tener claro que cuando se aprueba una ley si no tiene asignación presupuestaria es lo mismo que si no existiera. Por eso, nosotras no sólo tenemos que luchar para que salga la ley, sino además pelear para que nos den el dinero para que se ejecute. Y esto también está como parte de los estándares internacionales. Es decir hay derechos; pero debe haber recursos. O si no, sirve para la pancarta, para iniciar la demanda, pero probablemente no para la solución efectiva del caso», definió

Instrumentar la ventanilla única
La jurista también se refirió a la violencia institucional hacia las mujeres. «No se trata sólo de ir y presentar una demanda; se trata de tener recursos que sirvan. Resulta que la víctima de violencia de género, cuando por fin puede denunciar, se levanta temprano, toma el colectivo con sus hijos a cuestas, se pone primera en la fila de la puerta del Tribunal para que alguien se decida a atenderla, y lograr una orden de restricción, y recibe como respuesta que vuelva la semana próxima, y resulta que puede ser tarde.
Entonces decimos que ese acceso a la Justicia no puede ser un camino de piedras, debe ser un ámbito amigable para las víctimas. Para esto necesitamos que se den una serie de cuestiones, y algunas de las que proponemos y que fueron estudiadas por distintos organismos, tienen que ver con lo que se llama «ventanilla única», como uno de los primeros pasos.
Es un ámbito de recepción de las denuncias donde haya equipos multidisciplinarios, y permite obviar aquella burocracia donde hay un tiempo que se pierde y en el que la mujer sigue padeciendo la situación de violencia, o en el peor de los casos le puede costar la vida.
Está comprobado que este sistema de «ventanilla única» permite reducir el número de abandonos en los casos de violación, en el sentido de que las mujeres se cansan y no vuelven, y probablemente si vamos a buscar a esas mujeres, nos encontraríamos que cuando fue a hacer la denuncia la maltrataron, y después dejó de denunciar porque la mataron. Por eso es urgente hacer algunas cosas para modificar ese tipo de situaciones», señaló.

Se necesita personal femenino capacitado
La otra cuestión a solucionar es que en las oficinas públicas relacionadas con violencia de género haya personal femenino, y que ésa sea la primera línea de atención; pero no cualquier personal sino que deben estar capacitadas. 
No es lo mismo una enfermera que atiende en un hospital de agudos, para casos generales, que la enfermera que trabaja en un lugar donde van las mujeres a denunciar violencia de género, o de abuso sexual en la infancia. 
Tenemos que especializarnos, saber, conocer, prepararnos más. Y muchos dirán que nos siguen exigiendo a nosotras la solución, y yo creo que la solución está en nuestras manos, y la tenemos que conseguir nosotras. Por eso debemos elegir mujeres que nos representen, que sepan de nuestros derechos, dolores y de los deberes que le compete al Estado. Elegir mujeres que estén capacitadas para ocuparse del cuidado a las víctimas, pero deben estar preparadas- Pero si esto no lo hacemos las mujeres, les puedo asegurar que no lo va a hacer ningún hombre, o casi ninguno. Creo que la solución está en organizarnos, aunar  esfuerzos, respetarnos, consolidar  consenso y mitigar nuestras diferencias, porque en algunas cosas podemos no estar de acuerdo; pero debe primar la sororidad», enfatizó Chiapparrone.
Explicó que ahora que le toca asesorar a la Presidenta, se ocupa de mostrar los casos según su mirada; pero entiende que hay otras. «En lo que no hay discusión en que lo que queda por delante es luchar, y un gran desafío por delante».