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PELIGRO DE DERRUMBE EN AULA SATÉLITE

En la Picada Payeska, Colonia El Progreso de la localidad de San Vicente, está ubicada el aula satélite de la Escuela 651 «José Haydas». La fundaron los padres hace más de 30 años y actualmente estudian más de 40 chicos y chicas.

Los padres reclaman que construyan un aula nueva porque está en peligro de derrumbarse, con riesgo para la docente y alumnos.

Ante esta preocupación constante, la comunidad de la Picada se reunió con el diputado Martín Sereno del PAyS, junto al militante Javier Bres. Es candidato a concejal de San Vicente por el PAyS, con el sublema «Dignidad para mi pueblo». Participaron Karina Rosa, de Fracrán y Daniel Martínez, un joven mbya guaraní de la comunidad Pai Antonio Martínez, entre otros.

Todos se interiorizaron sobre la problemática que lleva muchos años de parte de padres y madres reiterando reclamos sin ser escuchados.

«Esta situación nos avergüenza e indigna, y no podemos permitir el destrato a campesinos, a sus hijos e hijas, nietos y nietas. Es una falta de respeto para las familias que desde la colonia construyen la Patria, mientras que el Estado provincial los olvida y ningunea. Vamos a pelear para que se construya un nuevo aula satélite. Pero también para que se respete a estos misioneros y misioneras, porque como sucede con esta escuela hay muchas más. Y los gobernantes con este maltrato, demuestran cuánta ‘importancia’ le dan a las familias campesinas de colonias y picadas lejanas», cuestionó el diputado provincial.

Colonias reclaman derecho a educación de calidad

Miguel «Lito» Hackbartt vive desde hace 35 años en la Picada, y es un factor muy importante en el aula satélite de la Escuela 651. Los docentes son Mario Luis Rodríguez, director; y Mónica Timchuk, maestra.

Lito, junto a otros vecinos, colocaron las primeras maderas para la construcción. Es lo sucede en la historia de muchas escuelas del interior profundo. Ante la necesidad de que los hijos e hijas de colonos concurran a la escuela, la comunidad la construye, y gestiona su habilitación. 

En este caso los primeros campesinos que vivían en el lugar sembrando y generando riqueza, tenían la escuela muy lejos. Comenzaron a pelear por un aula propia en el Paraje para que sus hijos pudieran estudiar.

«Hace más de 30 años que vivo en Payeska. Debido a la distancia que hacía muy difícil que nuestros hijos estudien, hicimos una escuela cerca. Las primeras maderas fueron aserradas en mi chacra, las doné, y armamos parte por parte hasta construir la totalidad de la escuela. Estuvo dos años parada porque no se conseguían docentes, hasta que se habilitó el aula satélite y desde ahí estamos en lucha», relató don Lito.

«Luchamos por una escuela de material segura»

Las familias campesinas sabían que al ser de madera, la escuela con el tiempo se iba a deteriorar. Por eso iniciaron el reclamo a las autoridades de San Vicente para hacer una de material.

Una de las últimas notas la hizo el director Rodríguez, en julio del 2017 al Iprodha; a través del CGE y la Dirección de Enseñanza de EGB y Regímenes Especiales.

«Cuando a la Picada llegaban candidatos, la respuesta era que si ganaban iban a ayudarnos; pero nunca cumplieron. Yo ya estoy viejo y mis hijos crecieron. Pero mis nietos concurren a la escuela, y sufren porque en el invierno no es fácil estudiar en malas condiciones», advirtió el agricultor.

Es una escuela rancho y no cuentan con el apoyo del Gobierno ni provincial ni Municipal. «El intendente que está ahora, Fabián Rodríguez, nos prometió pelear por nuestra escuela; pero pasaron dos años, trajo unas chapas y no apareció más. Creemos que nuestros gurises son iguales que los hijos que están en la ciudad. En realidad son más luchadores porque viven en la colonia, y están en el barro, en la tierra, ayudando a sus padres y merecen educación».

Hackbartt recordó que fueron seis los vecinos pioneros que -como él- construyeron la escuela con serruchos y palas porque no había motosierras. «Luchamos por nuestros hijos y los de todos los colonos por la igualdad en la educación, la salud, con los mismos derechos y posibilidades. En Posadas celebran tener una escuela de robótica, y en esta Picada estaríamos felices de tener una escuela de material. Esa es nuestra gran esperanza», resaltó.

Las maderas que sostienen el aula no aguantan

Otro de los productores, tiene a uno de sus hijos en el aula satélite. Lamenta cómo año tras año se deteriora el aula escolar de madera. Los padres colaboraron reparando todo lo que pudieron, incluso la escuelita está calzada con tacos y con tablas; si no ya se hubiera caído a pedazos literalmente.

«Empezamos a hacer gestiones para una escuela nueva en el 2007 ante el Ministerio de Educación; primero nos decían que el terreno no tenía permiso de ocupación, después conseguimos el permiso y sabemos que está aprobado el proyecto de construcción; pero hasta ahora no avanza. Mientras seguimos reclamando que se arregle este lugar que tenemos porque las maderas ya no aguantan», graficó Sergio Hackbartt.

Las familias están muy preocupadas por el riesgo que está al acecho. «Ahora los docentes pusieron unas cintas alrededor alertando el peligro para que los chicos no ingresen; y las clases se dan en el patio o en un galpón cercano. Pero si viene una tormenta brava, se puede derrumbar. Por eso siempre que sopla un viento fuerte, no los dejamos ir para evitar que les pase algo grave. Yo tengo un varón de 11 años que estudia ahí, y una nena que en esa escuelita terminó la primaria. Luchamos para mejorar la escuela, y nos da bronca porque sentimos una discriminación de los gobernantes, el Ministerio y del Consejo de Educación hacia los que vivimos en la chacra, en las colonias donde todo cuesta más: la educación, la salud, los servicios básicos, los caminos. Nuestros hijos merecen una escuela digna de parte del Estado», manifestó el productor.

FUENTE: PRENSA PAYS